viernes, junio 22, 2007


BITACORA DEL VIAJE A BRASIL CON CESAR LOPEZ Y LA ESCOPETARRA POR ADRIANA LUCIA LOPEZ.



“Nos vamos a Brasil, a Río de Janeiro, a visitar las favelas. Salimos el 2 de junio”. Ese fue el mensaje que envió Cesar a mi correo electrónico. ¿Favelas? Sólo un vago recuerdo de lo que se trataba que tal vez escuche rápidamente en un canal internacional de noticias.
Intentamos reunirnos en varias ocasiones para hablar de nuestro viaje pero gracias a nuestras apretadas agendas fue imposible hacerlo. Sólo alcanzó a decirme por teléfono “Busca en Internet AFROREGGAE, son ellos quienes nos invitaron” (él como siempre hablando en plural).
Estábamos en Río de Janeiro, la tierra de Ronaldinho. Una canadiense llamada Eva, integrante de afroreggae nos recibió en el aeropuerto. Nos saludaba como si fuéramos viejos amigos y al mismo tiempo nos entregaba nuestro itinerario.


Río de Janeiro, lunes 4 de junio. FAVELA VIGARIO GERAU:

Cada vez que nos acercábamos parecía multiplicarse el número de personas en aquel lugar. Niños y jóvenes uniformados con vestidos de colores corrían por todos lados; llevaban entre sus manos baquetas y latas pintadas a mano (cosa que nos llamó la atención). Y en un lado una tarima llena de muchos instrumentos.
Junior (director de afroreggae) les decía a todos : “Él es el de la escopetarra, esperen a que la muestre”. Una persona con una guitarra entre sus manos se acercaba a Cesar, indicándole los acordes de la canción que iban a interpretar. En un ensayo de 2 minutos estaban listos para tocar juntos. La ESCOPETARRA hacía su primera aparición. Los niños decían : “Es un fusil AK-47”, ellos lamentablemente al igual que muchos niños en Colombia, saben el nombre exacto del arma, allí supimos donde estábamos.
AFROLATA se sumaba al espectáculo (un grupo musical que usa las latas como instrumentos de percusión). El gobernador del estado hacía su arribo al lugar. Impactado con la escopetarra la tomó entre sus manos y los flashes de la cámaras empezaron a disparar.
Al día siguiente Cesar López junto al gobernador ocupaban las primeras páginas de los
periódicos.


Martes 5 de junio, FAVELA COMPLEXO ALEMAN :
Aquí no entraban vehículos, las calles estaban bloqueadas. El ambiente era totalmente diferente al del día anterior. Mientras caminábamos, Eva nos comentaba que ésta era la favela más peligrosa, debido a los constantes enfrentamientos entre traficantes y policías. Que sólo hacía 5 días no había tiroteos.
Llegamos a la sede de afroreggae. Un grupo de jóvenes estudiantes de percusión nos recibían. En un segundo Cesar desapareció de mi vista, y con la angustia de sentirme sola en aquel lugar, empecé a preguntar si lo habían visto, y alguien me contestó : “Sí, está allá abajo mostrándole la escopetarra a los traficantes”. Rápidamente me asomé por el balcón, y ahí estaba Cesar rodeado de “bandidos” (como les dicen en Río) que portaban fusiles en sus hombros como si se tratará de un morral nuevo. Él les explicaba el proceso de construcción y de transformación del peor invento de la humanidad al mejor. Convencido de que si un arma podía cambiar, entonces las personas también lo harían. Seguramente con la intención de que aquellas palabras hicieran mella en alguno de ellos.
Tomaban fotos, se colgaban la escopetarra. Como me hubiera gustado registrar aquel momento en fotos o en la filmadora que llevaba pero fue imposible, no era permitido hacerlo. Parece que grupos de turistas visitan las favelas en tours organizados para saciar el morbo que produce la extrema pobreza.
El tramo de regreso parecía más largo. Las paredes estaban llenas de huecos de balas y casa derrumbadas. Cuánta injusticia, cuánto resentimiento, cuánta impotencia…, pero allí en medio de todo eso, cuando vimos tocar a los niños en la sede de afroreggae, comprendimos que estábamos parados sobre la esperanza.




Miércoles 6 de junio. FAVELA PARADA DE LUCAS:
La magia circense se apoderaba de nosotros. Niños y jóvenes nos mostraban todo lo que habían aprendido.
Cantamos un par de canciones y efectivamente aquí también la escopetarra se robaba toda la atención. Parada corta, teníamos que llegar rápidamente a la última favela por visitar antes de que llegara la noche.
FAVELA CANTAGALO:
Hace algunos años se construía en este lugar un hotel 5 estrellas. Los obreros no tenían dinero para regresarse a sus casas, es decir que poco a poco se fueron quedando, y con el tiempo se convirtió en una favela. Hoy funciona aquí la sede de afroreggae. Se dictan clase de danza, teatro y percusión. Un mundo dentro de un edificio.
Esta favela a diferencia de las otras, está ubicada en uno de los sectores más ricos de Río de Janeiro. La vista es hermosa, se ve plenamente el famoso “Pan de azúcar” y el “Cristo Redentor”, es realmente mágico este lugar. Se puede ver también a plenitud el contraste tan fuerte de las clases sociales. Me recuerda a una famosa ciudad de la costa caribe de Colombia donde la clase media parece no existir.
Tanta pobreza, tanta riqueza. En la terraza de Cantagalo un muchacho llamado Cesar López hablando de sueños y de lo importante que es soñar para los demás. En la terraza de enfrente unas personas dentro de un jacuzzi. Me pregunto ¿qué sentirá un habitante de ésta favela cuando está parado aquí? Me pregunto si los que están en la terraza del otro lado también saben lo importante que es soñar para los demás.

Jueves 7 de junio. CENTRO DE DETENCION A MENORES:
“No pueden sacar la escopetarra, esto puede causar alteraciones en el comportamiento de los menores” nos dijeron al llegar. En la mañana uno de los jóvenes había dibujado en papel un fusil y había sido castigado “Mostrar el arma nos pone en la difícil tarea de explicarles porque lo que ustedes hacen es arte y lo que el hizo no”-dijo el director del centro-.
Lo que los directores de ésta institución no sabían era que nuestro objetivo si es causar alteraciones en el comportamiento de los jóvenes. Que tomaran la escopetarra en sus manos y tuvieran la oportunidad de perdonar es arma para darle el chance de verla como una guitarra. Tal vez de la misma forma que muchos de los que estaban allí esperaban que lo hicieran con ellos. Ser perdonado, darles el chance de vivir. Cómo decirles que seguramente lo que aquel muchacho había hecho esa mañana también era una expresión de arte. Creo que también a nosotros nos castigaron. No pudimos mostrar la escopetarra.
Nos reunimos con ellos en un salón. Cesar les habló de esperanzas, de ilusiones, de metas. Un silencio, y deja hablar a su corazón: “háblenme de sus sueños”. Todos sonríen y lo miran como si el tema de conversación se tratara de algo desconocido. Una luz: “Yo sueño con ser futbolista”.
¨No puedo creer todo lo que hace la escopetarra, ella nos trajo aquí¨ Me dijo César como refiriéndose a una persona, como si se tratara de alguien con vida propia pero la escopetarra es él mismo. Una persona que conoce el poder sanador de la música, un ser humano que cree en el amor y apuesta por amor; alguien que se levanta entre muchos y cree que todos cabemos en el mismo planeta así pensemos diferente y está seguro de que el arte puede cambiar el mundo.

Sao Pablo, lunes 11 de junio de 2007.

EL ILUMINADO

No es una simple coincidencia que esa noche estuviera de cumpleaños, 34 años después de su nacimiento, Cesar nacía por segunda vez en Sao Pablo.
“Un iluminado” así lo llamaban y debo reconocer que en aquel momento me parecía un poco exagerado, tal vez por la incredulidad de poder ser amiga de alguien con ese calificativo. Pero cuando salió al escenario, grande como es él, pude ver y sentir porque lo llamaban así. Aquel muchacho introvertido con cierto aire de intelectual, se crecía en el escenario. Era un derroche de energía que no me alcanzan las palabras para describir. Esta vez no sólo hablaba a través del instrumento, era todo él, su alma, su cuerpo, su música. Cargaba orgulloso entre sus manos su fiel compañera, su “escopetarra”.
Venían a mi mente todos los líos y problemas en las zonas de inmigración de cada aeropuerto. Tantas llamadas por los altoparlantes en todos los idiomas posibles, acusándolo de tráfico de armas. Y él, con ese andar pausado explicándoles a todos que solamente sabía disparar música. Todo esto valía la pena, porque aquella noche Cesar brilló más que nunca. El público enloqueció, los fotógrafos, las cámaras. Todos hablaban entre sí, nadie podía creer lo que estaba viendo, el mensaje era claro en cualquier lugar del mundo. Entonces comprendí que no era una exageración, estaba viendo un iluminado. Tal vez tuve la “colombianada” de esperar a que la gente de afuera valore tu trabajo para luego sacar pecho y decir: “es colombiano”.
Que orgullo sentí aquella noche. Gracias Cesar, Colombia debe estar orgullosa de haberte parido.


ADRIANA LUCIA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

si, la escopetarra sos vos!

Anónimo dijo...

GRACIAS.......
PORN EXISTIR

lorenaenlinea dijo...

Eso es esperanza...solo hace falta Valor para empezar; valentía para no desfallecer y empeño para culminar...no hay mejores mensajeros para ese mensaje...saben contar? cuenten conmigo...Adriluz...alli está la comunicadora...

Anónimo dijo...

ESTAMOS EN DEUDA CONTIGO CESAR, GRACIAS POR HACER LA DIFERENCIA.