lunes, julio 17, 2006

como sabremos
cuando hay que dar un paso
cuando detenerse

quien mostrara el camino
cual sera la señal anhelada
si al final la decision es el camino
y el camino pasa por nuestra puerta

quiera el destino ...que la neblina ceda
que la noche sea larga
para lucharla entera
y que si no vemos el amanecer..
el nos vea
y nos recoja ya vencidos.
para ponerlos a los pies
de la eternidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Club de los Imposibles
Por Juan Fernando Mosquera

Una colección de preguntas rotas nunca consigue respuestas completas. Algunos intentan escribir el número uno a partir de pedazos de ceros. En estos días procuran reunirnos en torno a un símbolo que diga de dónde somos, cómo somos, que nos lleva y quién nos trae.

Recuerdo en estos días el domingo de palomitas blancas que nos puso a pintar Belisario Betancur, palomas de suelo que nunca buscaron cielo como un símbolo de paz que nunca voló.

En estos días encontraron el nuevo Juan Valdés que debía, obviamente, parecerse lo suficiente a Juan Valdés para poder se Juan Valdés. Según encuestas de Internet el símbolo de mayor reconocimiento mundial, -o sea en Estados Unidos que es donde queda el mundo para los gringos- y así la mula Conchita se ha mudado a vivir en el mismo paraíso donde están el payaso de McDonalds y Mickey Mouse, seguro que eso es ser universal.

Una revista de cada semana concluyó que el sombrero vueltiao es la mejor manera de decir Colombia. Y dejó atrás una cola de Chivas, Divinos Niños, Ruanas y Bandejas Paisas. Comprobando una vez más que todos somos costeños de realismo mágico y vallenato, según parece. A mí me parece imposible resumir en un símbolo regional un conjunto nacional, estos cinco países que somos si no es que somos más.

Tampoco pude evitar ese otro nuevo símbolo nacional que habla de Pasión, de la misma manera que el canal deportivo PSN nos enseñó. Un corazón en llamas, como la cama en que duermen las conciencias de tantos, es nuestra pretendida reivindicación y símbolo de exportación. Creo que a ese corazón le hace falta latir de verdad afuera de las agencias de publicidad.

Buscando símbolos me quedo entonces con mi representación personal del país que me tocó vivir, de esta historia que también soy yo. Como el puño cerrado de Gaitán o la imagen tipo Che Guevara de Luis Carlos Galán. (Si me hubieran dejado, si no nos lo hubieran quitado, por él habría votado estrenando mi derecho a elegir). Pero de eso no vine a hablar hoy. Propongo un nuevo miembro para este Club de los Imposibles. Mi símbolo no es una silleta ni un monocuco, el mío también ha sido nombrado en estos días; me quedo con la Escopetarra. Esa escopeta, fusil o metralla que, convertida en guitarra, dispara canciones que devuelven vida y también esperanza en donde el silencio de la muerte es el único que puede hablar.

Un símbolo que habla de nuestra violencia y también de nuestra ternura. Un símbolo que hoy está en la sede de Naciones Unidas al lado de las ruinas de Hiroshima. La escopetarra es el arsenal de la Orquesta Neutral. Un arma que es tan fuerte y contundente como la tinta y el papel, que nos recuerda que algún día esta guerra que respiramos en Colombia también tendrá un después…